Cómo cosechar y conservar la albahaca

La albahaca es la planta responsable de que la salsa de pesto esté tan buena. Es una hierba aromática de la familia de las labiadas que en latín se denomina ocium basiliicum.

Su origen primigenio se sitúa en Asia, en la zona de Irán o la India, aunque ha sido principalmente adoptada por la cocina mediterránea por lo bien que realza el sabor del tomate y los platos de pasta y que combina con las ensaladas.

Sus hojas son muy verdes y tiene muchos tallos rectos. Se trata de una planta de ciclo anual que tiene muchas propiedades para la salud. En Green-Deal nos encanta porque también hay variantes de albahaca que se emplean en jardinería Pozuelo de Alarcón como repelentes de la mosca blanca o el pulgón.

 

Cómo cosechar la albahaca

La albahaca es una planta que podemos sembrar a partir de semillas o de esquejes. Necesita un sustrato rico en materia orgánica y contar con un buen drenaje. Aunque necesita un riego frecuente para que la tierra esté siempre húmeda, no debe llegar a estar nunca encharcada ya que la planta enfermaría. Le vendría genial el riego por goteo. Se da muy bien en climas templados donde pueda disponer de unas horas al día de sol directo y su temperatura ideal oscilaría entre 18 y 35℃. Debemos protegerla del viento, que puede dañar sus hojas y, por supuesto, de las heladas.

Para fortalecer su crecimiento y lograr una planta más frondosa, es conveniente podar la albahaca cada 15 días. Debemos hacerlo con cuidado, mejor con unas tijeras de podar tratando de dañarla lo menos posible y siempre unos 15 centímetros por encima del suelo para que la planta continúe creciendo. Si vamos a usar las hojas frescas, es mejor cogerlas por la mañana temprano, antes de que haga calor, para asegurarnos de que conservan todo su aroma.

El mejor momento para cosechar la albahaca es justo antes de su floración, entre los meses de julio y octubre según las variedades y las zonas.

 

Cómo cosechar y conservar la albahaca

Cómo conservar la albahaca

Las hojas frescas de la albahaca no se conservan durante demasiado tiempo, por eso es mejor ir recolectándolas según las vayamos a usar. Podemos alargar un poco su vida introduciendo los tallos en un vaso de agua o metiendo unas ramas en una bolsa de plástico llena de aire en la nevera.

La única opción de conservarlas frescas durante más tiempo es congelándolas. Podemos congelarlas en pequeños ramilletes colocándolos en bolsas planas en el congelador. Otra opción es picar las hojas de albahaca muy finas e introducirlas en moldes para cubitos que luego llenaremos de agua, una vez que estén hechos podemos guardar los cubitos en bolsas y usarlos en nuestros guisos y sopas.

La otra opción para conservar la albahaca es secarla. Para ello, crearemos pequeños ramilletes que envolveremos en papel kraft o similar. O colocaremos en un lugar oscuro y, sobre todo, aireado. Los ramilletes los colgaremos boca abajo y debemos esperar a que estén bien secos para que no les quede humedad. Lo sabremos porque se desharán al tocarlos. Una vez seca, podemos meter la albahaca en tarros que tienen que ser de cristal. Debemos conservarlos en un lugar oscuro y seco. Los etiquetaremos y fecharemos sabiendo que su tiempo máximo de conservación es un año.

Otra opción, es realizar aceites o vinagres con la albahaca. Para hacer aceite, sumergiremos las hojas frescas en aceite de oliva o girasol y las dejamos macerar unos 15 días antes de usarlas. Para hacer vinagre, bien sea de vino o de sidra, habremos de calentarlo un poco y verterlo sobre las hojas de albahaca un poco machacadas, después lo dejaremos macerar dos o tres semanas.

La albahaca es una planta que puede cultivarse perfectamente en macetas por eso solemos incluirla en nuestros diseños de terrazas en Madrid.

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